martes, 2 de diciembre de 2014

Conceptualizaciones sobre la Homosexualidad



Tengo un amigo que inicia sus charlas de café con la siguiente muletilla:
 “che, che…  vos que sos psicólogo que opinás de…”  
- Yo no soy psicólogo, sólo estudié psicologia!
- Pero atendés pacientes y trabajas de locologo…
- Trabajo de psicólogo no soy psicólogo
- Es lo mismo! Vos siempre salís con cosas de psicólogos

1. Intento de definición.  Ser o no ser. Homosexualidad y estructuras. La elección y los condicionamientos.

La homosexualidad debe ser entendida como una práctica, un ejercicio de la sexualidad que se sustenta en una modalidad de atracción.  No es de ningún modo un atributo del ser.  No se ES homosexual o heterosexual, no otorga identidad ni debería buscarse una clasificación que pretenda incluirla dentro de algún tipo de género.

“Ser homosexual” es un modo de decir, es una licencia lingüística que nos tomamos al hablar, así como decimos que una persona es gorda, flaca,  rica o pobre.   Nunca es parte del ser en sí y no debería tornarse una identidad.   En mi práctica clínica he observado que no resulta lo mismo cuando una persona se refiere a sí misma diciendo por ejemplo “Soy gordo” que aquella que dice “Estoy gordo”.  No importa cuántos kilogramos pesen o los años que estén excedidos de peso (así sea toda su vida). Aquellos que dicen “SOY” se identifican al SER dando una consistencia a la cualidad que resulta luego bastante difícil de modificar.

El “SER” da idea de “permanente”,  ”eterno”, “para siempre”, SOY EL QUE SOY que dicho por una zarza ardiente no da lugar a la cuestión humana.   El hombre es devenir, cambio constante y  finitud.  Desde allí diría que cualquier intento de aferrarse al SER tiene cierto aroma a fijación.  Si la homosexualidad involucra al ser, de modo que el sujeto en cuestión se define como siendo gay, resulta inevitable plantearse la pregunta acerca de la necesidad que subyace a dicha fijación.  
No quisiera entrar en discusiones filosóficas respecto del SER, sin embargo, me resulta práctico destacar que estructuralmente, por una carencia simbólica de SER, las personas (quien más, quien menos) tenemos una profunda necesidad de aferrarnos a algunos atributos para poder SER, o mejor dicho “creer que somos”.   Advenimos al mundo siendo lo que nuestros padres y la sociedad nos tienen preparados para ser.  Somos las expectativas de ellos, su deseo, el lugar que nos asignaron.  Somos el nombre que nos dieron, el territorio en el que nacimos, la religión que profesamos.  Somos el cuerpo que tenemos, somos nuestros genes, nuestro lenguaje.  Somos el status social que tenemos, la familia a la que pertenecemos, el colegio al que vamos, lo que aprendimos, lo que pensamos, somos el título universitario que tenemos o nuestro oficio.  Somos hijos, padres, hermanos, nietos, sobrinos, tíos. Somos ciudadanos, contribuyentes…  Somos la enfermedad que tenemos, somos nuestra discapacidad o nuestra virtud.  Somos nuestra orientación sexual. Todo eso somos, NADA de eso SOMOS.  

Existen personas que comprenden fácilmente que aquello que SOMOS es circunstancial, esas personas administran los atributos de su SER como posesiones, sabiendo que algunas de esas posesiones nos acompañaran toda la vida y tendrán peso en nuestra identidad, pero muchas se podrán perder y hasta modificar a través del tiempo.

Hay otras personas que se aferran con desesperación a aquello que creen SER.  Y es lógico, detrás del SER está la nada, el vacío, la falta en SER.  El hombre tiene necesidad de SER ALGO.  Aunque más no sea SER por ejemplo ADICTO.  Aún hoy me asombra lo claro que se ve en esta patología cuando se recuperan y pasan a definirse como EX ADICTOS. No importa los años que lleven sin consumir, se presentan como “siendo ex adictos”.   Se observa muy bien en fundamentalistas religiosos: “Soy cristiano”, “Soy judío”, “Soy Musulmán”  No dicen “yo creo en”, sino “yo SOY”.  En la homosexualidad se ve ese intento de afirmación de la identidad. “Soy Gay”.  Difícilmente se escuche a alguien decir “soy hetero”.  Pero el SER GAY otorga identidad. Esto no le sucede a todos los homosexuales, sin embargo resulta importante tenerlo presente por ser un fenómeno por demás frecuente.  No niego que en nuestra cultura decir “soy tal cosa” es una manera de expresión habitual.  Pero hay que estar atentos pues les aseguro que detrás de esas palabritas tan simples, muchas veces se esconde la estructura del sujeto.  Y les advierto que no es bueno quitarles SER a quienes su carencia simbólica de SER es demasiado grande.  

La homosexualidad no es una enfermedad, por ende no se cura.  No es una perversión, hay sujetos de estructura perversa que son homosexuales: Es cierto.  Pero también hay homosexuales psicóticos así como los hay neuróticos.  Desconozco si existen estadísticas, si las hubiera me inclino a pensar que reflejarían una realidad cultural acotada a una época y un lugar pero nunca una regla general que explique algo acerca de la homosexualidad.

Me inclino a ubicar detrás de la homosexualidad psicótica aquellos casos en donde la afirmación del ser se encuentra sosteniendo parte de la estructura.  No es conveniente generalizar en estos casos, las excepciones cada vez más se convierten en regla. Pero me atrevería a decir que muchos transexuales estabilizan su personalidad en la intervención quirúrgica que les termina de construir una identidad que estaba desmembrada desde el origen.  Muchas veces el anudamiento que la intervención real del bisturí causa en la estructura imaginaria del sujeto, alcanza para lograr un funcionamiento simbólico  que cualquier neurótico envidiaría.

La homosexualidad del perverso, lamentablemente mucho más común de lo que creemos. Consiste en la cuestión renegatoria de la falta en ser (léase si se quiere castración), unida a cierta fijeza y exclusividad en los modos de su goce.  Tomaré como ejemplo ciertos travestismos y el doble juego que presentan al mostrarse como una mujer completa.  Muchas veces, el goce pasa por provocar sorpresa en el otro.

La homosexualidad en la neurosis se estructura en relación a la angustia de castración.  Cuando la ley paterna se sitúa (como hasta hace pocos años atrás) en el lugar de la prohibición, la aparición del deseo homosexual es vivido con culpa,  la represión en todos sus niveles actúa pretendiendo eliminar todo rastro de “deseo invertido”,  las manifestaciones del inconciente que conectan con dicho deseo generan malestar y culpa.  El retorno de lo reprimido hace su aparición en forma de chistes, fallidos, sueños, fantasmas…   Cuando lo hace como deseo conciente y franco, el sujeto se ve obligado a tramitarlo con recursos yoicos.  El refugio en la fantasía, la disociación objeto de amor/objeto de deseo, la doble vida o el blanqueo social del deseo prohibido bajo la premisa del ser se tornan soluciones posibles.   Ser homosexual o Ser gay se torna una explicación social al fenómeno del deseo prohibido, es como si el sujeto pidiera disculpas sociales, “yo soy así, no es mi culpa.  Esto no los afecta en nada a ustedes, es parte de mi ser”

Muchas veces he oído discusiones en donde hay quienes dicen que se trata de una elección sexual mientras otros critican tal aseveración asegurando que se trata de una condición.  Yo creo que son solo palabras, o si lo prefieren conceptos que sacados de contexto poco explican y vacían de sentido cualquier intento de discusión.

Aquellos que hablan de elección lo hacen probablemente a varios niveles, uno más superficial, si se quiere más discutible, en donde se afirma que un sujeto es libre y elige cómo y con quien practicar su sexualidad. Si la homosexualidad es una práctica sexual, no llevar a la acción dicha práctica sería equivalente a NO SER homosexual: El sujeto elige.

¿Demasiado reduccionista no? ¿Qué se hace con los sentimientos? ¿Y la atracción?   Si un sujeto se acuesta con personas del mismo sexo es homosexual, si lo hace con personas del sexo opuesto es heterosexual y si lo hace como ambos es bisexual.  ¿Y si no lo hace con nadie? ¿Es asexuado?
Desde la perspectiva de la elección, el sujeto elige SER GAY o elige NO SERLO dejando en el plano de la fantasía toda atracción que implique la cuestión homosexual. 

¡No señor! Protestarían enseguida los teóricos del tema.  La homosexualidad no se define por lo que el sujeto haga o deje de hacer sino por la atracción.   No se elige hacia que sexo sentirse atraído.  Se trata de una condición.

El sujeto no es totalmente libre frente a sus actos, como diría un existencialista radicalizado.  No elige en libertad.  Existen condicionantes, factores que de alguna manera influyen y limitan su existencia (NO LA DETERMINAN, hoy en día ya nadie se anima a hablar de determinismo).  La configuración del sujeto toda está condicionada por los modos singulares en que transita su existencia incluso desde antes de advenir al mundo. Todo lo que uno ES o cree SER está condicionado por ese “transito” o atravesamiento singular.

Cuando un sujeto se siente atraído hacia una persona de su mismo sexo no está eligiendo, es algo que le sucede.  La elección implica responsabilidad en el asunto.  La atracción de tipo homosexual en todo caso es algo que se asume o no se asume.  Al tratarse de una condición el sujeto asume o no dicha condición, se hace cargo de lo que le sucede o reniega de ello.

Hay otro nivel en la cuestión de la elección que plantea las cosas desde una perspectiva más técnica.  Se trata de la noción de elección de objeto en psicoanálisis.  De allí, supongo, deriva en gran medida hablar de elección cuando se habla de sexualidad, no tanto del existencialismo.
La elección de objeto en Freud, implica un proceso temprano y complejo de identificaciones e investiduras libidinales en donde el sujeto opta por dos posiciones básicas: la narcisista o la objetal.  Ya me ocuparé de desarrollar ambas posiciones.  El planteo psicoanalítico hace referencia al sujeto del inconciente y no ignora la influencia del deseo del Otro en dicha elección.  Con esto estoy diciendo que la elección de objeto como concepto incluye la noción de condicionamiento. 


2. Modalidades de la homosexualidad

La sexualidad humana es tan amplia como creativa.  Enumerar los modos en que puede manifestarse la sexualidad es lo más parecido a intentar clasificarla en determinados tipos.  No estoy ni a favor ni en contra de dicha clasificación, de hecho intentaré realizarla a sabiendas de que resulta imposible abarcar la totalidad de los modos posibles.  

SEXO, SEXUALIDAD Y GENERO COMO CONCEPTOS CLAVES.   

La definición que trabaja la Organización Mundial de la Salud “Sexo se refiere a las características biológicas y fisiológicas que definen a hombres y mujeres. [...] «Macho» y «hembra» son categorías sexuales…”

“…Género se refiere a los roles socialmente construidos, los comportamientos, actividades y atributos que una sociedad dada considera apropiados para los hombres y las mujeres. «Masculino» y «femenino» son categorías de género”

“ La GLAAD (Alianza Gay y Lésbica contra la Difamación, en inglés) hace una distinción entre sexo y género en su más reciente Guía de referencia para medios de comunicación. El sexo sería una clasificación de las personas como masculinas o femeninas en el momento del nacimiento, basada en características corporales biológicas como la dotación cromosómica, las hormonas, los órganos reproductores internos y la genitalidad. En cambio la identidad de género es «la sensación interna, personal, que tiene cada persona acerca de si es un hombre o una mujer” 

Muchos autores diferencian también el concepto de sexualidad del concepto de sexo.  El sexo de una persona lo reservan para conceptualizaciones puramente biológicas o fisiológicas (nivel de gonadas, genitales, cromosomas, hormonal, etc) y la sexualidad como un concepto más amplio que abarca lo biológico, lo psicosocial, léase identidad de género y el tipo de atracción u orientación sexual.

El concepto de genero e identidad de genero es claramente simbólico, atañe en el primer caso a una manera de entender lo que significa ser hombre o ser mujer en un contexto cultural y social determinado.   Es un instrumento conceptual que nos permite pensar cuales son los valores, preconceptos, roles que cumplen cada uno de los generos dentro de un determinado lugar y momento histórico. ¿Qué significa ser mujer? ¿Qué significa ser hombre? ¿Qué se espera de cada uno?


Se entiende que el ser humano como animal simbólico y de lenguaje poco tiene de animal.  El sexo queda totalmente ligado al concepto de genero que se tenga.  Una persona nace con un sexo biológico pero construye su identidad de genero en relación a una infinita cantidad de variables.  Ser hombre o ser mujer en el ser humano es más una cuestión simbólica que biológica.

A fines de una clasificación reduccionista, lo primero que debemos decir es que hasta el momento sólo se mencionan dos géneros: Masculino y Femenino. (dejo la cuestión intergenero para otra ocasión)  Y que biológicamente se nace Hombre o se nace Mujer. Los hombres tienen pene y las mujeres vagina. (un capítulo aparte merecen aquellas excepciones genéticas que plantean mayor riqueza y complejidad al asunto)

La Otra gran división que me parece fundamental realizar para abordar la tarea es la que atañe a la identidad sexual.  La homosexualidad que cuestiona al género (masculino o femenino) es muy diferente de aquella que sólo afecta el tipo de atracción.   Dicho de otro modo, hay dos grandes grupos, están aquellos que se sienten de un genero no coincidente con su sexo biológico / desean convertirse al sexo opuesto o simplemente parecerse y aquellos que desean a personas del mismo sexo sin que su identidad de género se vea afectada.   


 CLASIFICACIÓN SEGÚN  LA IDENTIDAD DE GENERO VS ORIENTACION SEXUAL

Sexo:  Hombre o Mujer (evitamos variantes  genéticas, ej. Hermafroditismo)
Género: Masculino o Femenino
Orientación sexual: Homosexual- Heterosexual - bisexual

Comenzar a combinar Sexo, genero y Orientación para obtener tipos no es un imposible matemático, sin embargo sería un despropósito clasificatorio que poca luz podría arrojarnos.   La sexualidad humana tiene un amplio expectro de variantes y tonalidades que tiran por tierra y confundirían al más organizado clasificador.   Sucede que al abordar la orientación sexual y los tipos de atracción nos encontraríamos con posibilidades infinitas e inimaginables.

Veamos las combinaciones lógicas que podrían plantearse. A pesar de que algunas pueden parecer absurdas o disparatadas, son lógicamente posibles.  Solo para empezar a tomar conciencia de la amplitud existente, luego veremos que las variables se expanden.

EL SUJETO                                             EL PARTENAIRE


ORIENTACION DE SU DESEO


SEXO
GENERO
SEXO
GENERO
CLASIFICACION
HOMBRE
HOMBRE
HOMBRE
HOMBRE
HOMOSEXUAL CLASICO
HOMBRE
HOMBRE
HOMBRE
MUJER
HOMBRE QUE LE ATRAE TRANS FEMENINO
HOMBRE
HOMBRE
MUJER
HOMBRE
HOMBRE LE ATRAE TRANS MASCULINO
HOMBRE
MUJER
HOMBRE
HOMBRE
TRANS FEMENINO HETERO
HOMBRE
HOMBRE
MUJER
MUJER
HOMBRE HETEROSEXUAL CLASICO
HOMBRE
MUJER
MUJER
HOMBRE
TRANS  LE ATRAE TRANS DE SEXO OPUESTO. HETEROSEXUALISMO TRANS
HOMBRE
MUJER
HOMBRE
MUJER
TRANS LE ATRAE TRANS (MISMO SEXO…  LESBIANISMO TRANS)
HOMBRE
MUJER
MUJER
MUJER
TRANS LESBIANA
MUJER
MUJER
MUJER
MUJER
LESBIANISMO
MUJER
MUJER
HOMBRE
HOMBRE
MUJER HETEROSEXUAL
MUJER
HOMBRE
MUJER
MUJER
TRANS MASCULINO HETERO
MUJER
MUJER
MUJER
HOMBRE
MUJER LE ATRAE TRANS MASCULINO
MUJER
MUJER
HOMBRE
MUJER
MUJER LE ATRAE TRANS FEMENINO (LES)
MUJER
HOMBRE
MUJER
HOMBRE
TRANS MASCULINO LE ATRAE TRANS MASCULINO (TRANS GAY)
MUJER
HOMBRE
HOMBRE
HOMBRE
TRANS MASCULINO GAY
MUJER
HOMBRE
HOMBRE
MUJER
TRANS LE ATRAE TRANS (HETERO)



Hasta acá un cuadrito con 16 tipos lógicos que surgen de combinar las 4 variables expuestas.  La columna de clasificación me ha puesto en dificultades a la hora de nominar algunas combinaciones ya que se va tornando en posibilidades lógicas que no siempre se constatan en la realidad.

Pongamos por ejemplo un sujeto heterosexual de sexo y género masculino, que nació hombre, se siente y cree hombre y lo atraen las mujeres.    Imaginenos por un momento que rechaza como buen macho que es, cualquier atributo femenino que pudiera inmiscuirse en su identidad de género…. Que tiene bien claro que le atraen las mujeres, las hembras de nacimiento e identidad, pero que, como transgresión, se permite en circunstancias excepcionales, léase la despedida de soltero de un amigo, permitirse un encuentro sexual parcial con un travesti (por ejemplo que le practiquen sexo oral)

-Ah no… diría un clasificador organizado obsesivo, ese sujeto no es heterosexual, es un homosexual reprimido, o un bisexual.   

¿Es así? ¿Consideran que un sujeto puede clasificarse por sus actos de modo que un acto, una vez en la vida ya lo excluya de un grupo para pertenecer a otro?.  Con ese mismo criterio un hombre clasificado como homosexual, sería bisexual por el solo hecho de haber tenido una vez un encuentro sexual con una mujer.   

¿Se dan cuenta de lo absurdo que se vuelve una clasificación?   Supongamos ahora que nuestro amigo, el clasificador organizado sugiera realizar la clasificación por tendencia estadística de los actos…  ¿Qué sucedería con aquellos sujetos que se sienten atraídos por personas de su mismo sexo pero se abstienen de prácticas sexuales o de asumirlo?   

-Es cierto, diría triunfante el clasificador- Entonces lo mejor es clasificar según la atracción sexual…   
- ¿Y aquellos sujetos que fantasean pero jamás llevarían a cabo su fantasía?  
- Si tienen fantasías homosexuales es por que hay algún tipo de atracción.  Los clasificamos según sus fantasías.
- ¿y si las fantasías fueran cambiantes?
- Clasificamos según sea permanente o transitorio
- ¿Y si un sujeto tuviera fantasías sádicas o masoquistas? Sería lícito clasificarlo como sádico o masoquista respectivamente.  
-¿Que tiene que ver eso con la homosexualidad?
-Las fantasías humanas de tipo perversas no implican que la estructura del sujeto sea perversa.
-¿Sugiere que la homosexualidad es una perversión?
- Afirmo que las fantasías sexuales no podrían utilizarse para comprender la orientación sexual de un sujeto, puesto que las mismas son amplias, variables y se nutren del inconciente de tal modo que interpretarlas con una lógica racional nos llevaría a caer en errores absurdos.
-¿Y entonces? ¿Cambiamos el título del capítulo o clasificamos aunque sea lo que podamos?...  No se me escapa Licenciado que no contestó a mi pregunta… ¿La homosexualidad es o no es una perversión?

Elegí la palabra Trans por considerarla adecuada para representar tanto la Transexualidad como el travestismo ya sea masculino o femenino, sin olvidar que no son lo mismo.  Sucede que diferenciar ambas posibilidades traería aparejado una multiplicación de combinaciones que haría aún más complejo el intento de clasificación.  

Lo mismo sucedería si incluimos la variable bisexualidad en la columna de atracción.  Piensen que los modos de atracción y rechazo no son en la mayoría de los casos fijos y exclusivos sino  más bien múltiples y singulares para cada sujeto.

Les pido un esfuerzo más.  Imaginen ahora una nueva división entre aquellos que su modo de atracción está condicionada por la actividad, la pasividad o la versatilidad (o sea, aquellos que gozan cumpliendo ambos roles).  ¿Cuántas entradas y combinaciones debería tener el cuadro? ¿Un matemático por allí?   Esto me obliga a abandonar mi cuadrito e intentar por otro camino.  No pienso borrarlo pues bastante trabajo me ha costado.  Continuemos.

Si quisiéramos ser justos, deberíamos incluir la variable amor en ese cuadrito imposible.  Están aquellos que dividen la atracción (deseo sexual) del amor.  Puedo amar solo a personas de determinado sexo y sentirme atraído hacia otro o viceversa.  En fin, cada vez me convenzo más de la infinitud del cuadrito y lo absurdo de haber pretendido realizar una clasificación por ese camino.

Dentro de las personas que se denominan trans, están también aquellas que se operan y las que no, aquellas que durante el día cumplen un rol social masculino con una identidad de genero masculina y por las noches asumen una identidad de genero femenina (Cross), aquellas que lo hacen solo en la intimidad o en ocasiones especiales, aquellas de exageran los atributos femeninos a tal punto de autodenominarse de una manera diferente  (drags Queen) sin que eso implique algún tipo de condicionamiento sobre su orientación sexual o su identidad de genero.


Dentro del espectro trans existen jergas y jerarquías que son variantes de cultura a cultura, de época en época proliferando nuevas terminologías, reeditando viejas, se mezcla lo científico y lo popular en un sinfín de intentos por explicar la diversidad existente de la condición humana, Mariquita, crossdresser, drags queen, drags King, transformista, transexual, travesti, gay, homosexual, heterosexual, lesbianismo buch, lesbianismo femme, marimacho, ladyboy, bisexual, transgenero, intergenero, identidad queer, etc etc etc…

El título lo dejamos tal cual, dejemos las clasificaciones para los expertos, solo digamos que la identidad de género tiene mayor fijación en el Ser que la orientación sexual.   La tendencia de las personas respecto de su género es decir “yo Soy hombre” o “Yo soy mujer”, es lógico, aún cuando el género no coincide con el sexo la tendencia es a afirmar el nuevo género con un “yo soy”.   No se suele poner en duda, y si aparece la duda es por que nos estamos encontrando con una importante crisis del sujeto o trastorno de identidad.

La fijación al ser en la orientación sexual es más sencillo que se ponga en duda, si bien es cierto que una sexualidad adulta definida tiende a cristalizarse en modos o patrones estables de atracción, se observa que los sujetos en sus fantasías se comportan con grados de libertad difícilmente compatibles con los modos socialmente establecidos de delimitar los tipos de orientación sexual humana.

3. La perversión en la homosexualidad

Decir que la homosexualidad es una perversión es un error muy frecuente, sociopolíticamente incorrecto que se origina más en la repetición de frases y conceptos de antiguos psicoanalistas muy respetados, entre ellos el mismísimo Freud, que en la interpretación concienzuda de los casos clínicos pertinentes
Entiendo la perversión como una estructura psíquica particular en donde el sujeto no responde a la castración reprimiéndola sino renegando de ella.   Esto es, en lugar de horrorizarse y angustiarse ante la falta, temer a la Ley, al Padre y encausar su deseo en la dirección que le brinda el superyó, se regocija en la falta, adquiere un manejo de la angustia propia y ajena particular, aprende a manejar la ley y a situarse más allá del padre siendo su propio placer el rector de su deseo.
El sujeto de estructura perversa tiene un deseo incrementado, no hay represión sino autolimitación conveniente, el sujeto comprende la moral imperante, no la comparte y sabe que puede ser modificada pues aprendió que la castración, la ley y el deseo están regidos por cuestiones sociales de una época y lugar determinados.

Desde este punto de vista se entiende por qué en otras épocas podía considerarse a la homosexualidad una perversión de “invertidos”.   Sin embargo, no todos los homosexuales responden a una estructura perversa, es más, me atrevería a decir que una gran mayoría de homosexuales son claramente neuróticos.
Un perverso puede tener una fijación sexual por ejemplo paidofila, sentirse atraído por niños prepuberes e intentar seducirlos para satisfacer su deseo sexual.   El sujeto comprende perfectamente que su accionar está socialmente condenado como delito sexual, sin embargo, en muchos casos su deseo es más intenso que el temor (no hay temor neurótico, sino un temor real de ser castigado por sus actos), su interpretación de la ley es flexible y siente que no hay en realidad nada malo en su accionar, que nació en una época equivocada y que tarde o temprano le darán la razón.

Ojo, no es la moral contraria a la moral imperante lo que convierte a un perverso en un perverso (tal vez en parte sí) sino la estructura renegatoria respecto a la falta y la ley.   Un perverso tiende por naturaleza a la transgresión, goza con ella, se regocija en la angustia y los temores pacatos de los neuróticos, realiza en sus actos lo que el neurótico se asusta de fantasear…

Hoy en día un homosexual no transgrede nada, hay sujetos homosexuales perversos, si… pero los hay también heterosexuales perversos y bisexuales perversos…

4) De la dialéctica del amo y el esclavo a los fantasmas de la sexualidad humana.

Me resulta complejo esbozar la idea, empezaré por decir que la siguiente afirmación aplica a la sexualidad en general no siendo exclusiva de la homosexualidad.   “Los seres humanos gozamos sexualmente de dos posiciones básicas, a saber dominación y sumisión.  Dichas posiciones pueden ser fijas,  preponderantes o intercambiables, pero gobiernan nuestra sexualidad y nuestro modo de relacionarnos con el otro”

Alguien me señaló que plantear semejante dicotomía inmediatamente después de hablar de la infinitud de variables de la sexualidad humana es al menos confuso, por no decir contradictorio.   Sin embargo, lejos de pretender adueñarme de la verdad, quiero que lean críticamente el siguiente apartado a fin de poder avanzar en el debate…  hay una porción de verdad a la que me niego a renunciar pese a reconocer mis propias incongruencias.   El presente escrito está plagado de errores sin duda, sin embargo apunta a entender y echar luz sobre aspectos aún oscuros de la sexualidad humana.

Es destacable afirmar que resulta un estereotipo de género asociar dominación con lo masculino y sumisión con lo femenino.   Se trata de modalidades del goce que culturalmente han sido adoptados por los respectivos géneros más por cuestiones sociales y de poder que por alguna razón esencialista.   Conceptos psicoanalíticos como masoquismo primario femenino y envidia del pene en la mujer son válidos si se tiene en cuenta la dimensión cultural en la que hemos estado inmersos, pero no tocan al ser.   Podríamos salvar dichos conceptos si tomamos en cuenta los aportes del Dr. Lacan quien se cansó de aseverar que “el inconciente está estructurado como un lenguaje”, siendo el lenguaje devenir y cambio, las estructuras entonces deberían ser entendidas a la luz de los cambios culturales. De allí la importancia de pensar en topología estructural antes que en topología substancial de los conceptos psicoanalíticos.

En el discurso Hegeliano el amo es el que domina y somete al otro, el amo no tiene miedo, se lanza a una lucha a muerte y a puro prestigio con el otro a fin de conquistar su propio deseo, el deseo de someter el deseo del otro, el esclavo es el que teme, con tal de no perder la vida accede a perder su libertad, se dice que su deseo de someter el deseo del otro no es tan fuerte como su temor a perder la vida y es por ello que se somete y se vuelve sumiso.    El esclavo aporta racionalidad,  le da valor a la vida y elige por amor a su vida una vida de esclavo.  El Amo se juega a todo o nada, elige siempre entre su deseo o la muerte.  

Lo que no dice Hegel es que ambos gozan.  Que el amo goza parecería innecesario decirlo,  pero el goce del esclavo se vuelve novedoso y oscuro.   El esclavo no solo teme y elige perder su libertad por amor a la vida…  el esclavo goza de su posición de sumisión que en definitiva esconde pura actividad. 

Sartre el “El ser y la Nada” (1944) se apoya en la dialéctica hegeliana del amo y el esclavo para hablar del amor.  Afirma que en la relación de amor que se establece entre dos conciencias libres, la más débil es la que ama más.  La conciencia que ama más es la que se somete a lo que hay en ella de sensible, de emocional, al amor que siente.  La Conciencia que ama menos es la que más domina, la que tiene el poder de definir la relación.  Si me amás demasiado sos mío y te someto.  

Lacan en su seminario número 8 sobre la transferencia (1960) analiza el Banquete de Platón y rescata las figuras del Amante (el sujeto del deseo que se caracteriza por lo que le falta y no sabe que le falta) y el amado (el objeto de deseo que tiene y no sabe lo que tiene).  Del lado del amante podríamos ubicar la posición deseante, el amante toma al amado como objeto de amor, lo ama y lo desea en tanto objeto de su propio deseo.  Lo interesante de este planteo es que el amante al amar hace surgir su propia falta que intenta colmar con el objeto de amor.   El amado en cambio está en una posición narcisista, se deja amar y se convierte en objeto de deseo del otro.  Constituyendo esto un goce en sí mismo.

¿Quién es el amo y quien el esclavo?  ¿El amante, sujeto en falta que sale a buscar su objeto de  amor empobreciéndose a sí mismo y enalteciendo a su objeto amado?.  ¿O el amado que en tanto objeto de amor brillante y deseado satisface un goce narcisista poniendo a trabajar a amante para sí?  ¿Quién domina y quien se somete?   Acá es donde se produce la paradoja del amor, en donde el amo es el amado, quien domina por amar menos,  y la actividad queda en manos del esclavo sujeto amante, quien se esclaviza por ser el que más ama.  La pasividad es toda del amo en tanto objeto amado. 

El Amado deviene en Amo y es quien Domina por amar menos… Su posición es de objeto y es pasivo.
El Amante deviene en Esclavo, por ser quien más ama y es el Sumiso.  Es por lógica activo,
El Amo pierde el deseo, (recordemos que su deseo era de reconocimiento, deseo de someter el deseo del otro, conquistarlo, sentirse deseado, amado, una vez que el otro somete su deseo y lo reconoce le quedan dos opciones: se vuelve ocioso y pasivo dejándose amar por su esclavo  o sale a conquistar nuevos reconocimientos)
El Esclavo se vuelve Activo, es quien produce y motoriza en nombre de un Amo…  Su trofeo es conservar la complacencia del amo, tenerlo satisfecho, conservarlo.
                                                                             
La sexualidad humana se mueve en estas polaridades, la dialéctica del amo y el esclavo puede servirnos para esclarecer modalidades de atracción que con mayor o menor crudeza remiten en definitiva a las mencionadas estructuras.

No estoy hablando únicamente del sadismo y el masoquismo, manifestaciones extremas de una sexualidad humana polarizada por esta dialéctica.  

La homosexualidad masculina puede analizarse a la luz de este dispositivo.   La atracción entre iguales en donde uno de los sujetos somete al otro, lo domina sexualmente afirmando su poder.   El sometido adopta una posición de sumisión y complacencia al conquistador.  Y dicho sometimiento encierra un poder desconocido para quien domina, el que se somete esconde en sí mismo el objeto mismo del deseo que le permitirá en un futuro pasar a dominar.


Se trata en definitiva de una lucha dialéctica de poder sexual, en donde los partenaires, cada uno a su manera dominan y someten al otro.   

1 comentario:

Unknown dijo...

TOTALMENTE DE ACUERDO.....

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