EL EFECTO MARIHUANA
En los últimos años me he topado cada vez con más frecuencia con consumidores habituales de la hierba mágica, su motivo de consulta no es la sustancia, sin embargo, más tarde o más temprano aparece como tema de análisis…
Un analista no debería prohibir ni oponerse al consumo de un paciente, sin
embargo, el uso y abuso del cannabis opera
a menudo como resistencia al tratamiento, el deseo se vuelve trunco, aplastado o en el mejor
de los casos adormecido, la angustia es difusa o ausente, el paciente está
inhibido pero a gusto con su situación y si se queja , se olvida rápidamente de su estado de malestar
y vuelve al punto cero una y otra vez.
El paciente concurre a análisis más
por la inercia de su mediocre existencia que por los avances producidos durante
la cura, no sospecha ni por asomo que la hierba mágica que consume, esa que le
ayuda a relajarse, a disfrutar de la vida, a olvidar el malestar y tanto placer
le brinda es la responsable de su estancamiento. Me corrijo,
no es responsable la droga, el sujeto que consume es el único
responsable, la droga simplemente le ayuda a estar cómodo y aceptar pasivamente
esa posición.
El Argumento del consumidor de
Cannabis es atractivo, en muchos casos inteligente, diría que es casi una
posición filosófica. Preguntas como: ¿Cuál
es el sentido de la vida? son típicas de un fumador con un coeficiente
intelectual medio/alto. ¿Estudiar 25
años durante la juventud para luego trabajar todo el día por un sueldo miserable
durante más de 30 años y después jubilarte y que no te alcance la guita? ¿Ahorrar, sacar un préstamo, comprar un auto
y tener casa propia? ¿ Ir de vacaciones una vez al año? ¿ Para qué todo
eso? ¡Yo no necesito nada de eso para
ser feliz, fumo, hago mi vida, no jodo a nadie!
Aquellos adultos que se animan a
enfrentar con argumentos al joven filósofo se ven confrontados con una realidad
que parece darle la razón al consumidor.
¿Qué hice yo con mi vida? ¿Soy
feliz? Al menos formé una familia dicen
algunos, Tengo un trabajo digno, tengo
una profesión dicen otros… ¡Con mi
laburo te doy de comer, vago de mierda! Dice
el padre exasperado.
El fumador de Marihuana no
encuentra motivos valederos para renunciar al placer que la droga le otorga, no
la considera fisicamente dañina (de hecho, salvo excepciones, no lo es). El efecto que produce se desvanece en
relativamente poco tiempo, en menos de un mes se elimina totalmente del
organismo, no es más adictiva que el juego, el café, internet o el celular… Y el efecto psíquico es muy difícil de
calcular… de hecho ,es subestimado.
Si eres un padre o una madre
preocupada por el estado de inútil vegetal en que se encuentra tu hijo/a desde
ya te digo que no los tomo en análisis a no ser que vengan por su cuenta, de
nada sirve traérmelos, obligarlos, ultimarlos…
es tirar la plata, es llenar el consultorio de zombies, de gente con
deseos dormidos que la cura analítica no puede despertar por sí sola.
El que quiere dejar de fumar lo
hace, no hay grandes dificultades en ello, solo tiene que querer hacerlo y un
analista no se dedica a convencer gente de los beneficios que otorga la vida
libre de drogas…
Cuando una persona decide vivir
su vida consumiendo cannabis, lo primero
que pierde es el malestar que causa la insatisfacción del deseo, no es que la droga colme su deseo, más bien
es como si lo anestesiara, todo proyecto es postergable, desdobla su
personalidad volviéndose más sociable en estado de consumo y más seco, parco y
distante durante los períodos de sobriedad.
Le resulta más fácil cumplir con
sus obligaciones inerciales, si tiene trabajo lo cumple sin disfrutarlo esperando el momento de franco o salida. Pero si no lo tiene, le resulta casi
imposible obtener el empuje necesario para buscarlo. Lo mismo sucede con cualquier actividad
nueva, el consumidor de cannabis no tiene iniciativa, su vida se vuelve
rutinaria, monocorde y automática…
Incapaz de estudiar una carrera que requiera esfuerzo, le cuesta
concentrarse, no puede administrar el
tiempo y todo tiempo de estudio se vuelve tiempo de ocio. Su fantasía es poderosa pero no logra
realizarla. De acuerdo al nivel de droga en el cerebro, el consumidor puede
sentir que vuela, medita a menudo sobre su vida, hace proyectos… pero quedan en la nada. Si
se Angustia, es una angustia desorganizada y caótica.
Si el Cannabis no tomó la vida
del sujeto por completo, al entrar en análisis, tarde o temprano cuestiona la
sustancia que consume y conecta su falta de logros en la vida con la hierba
mágica. Pero ojo, no alcanza con
dejarla, deberá trabajar su deseo, su historia y su
proyecto en el diván, tarea por cierto bastante difícil para cualquier sujeto y
más para aquellos acostumbrados a respuestas rápidas y soluciones mágicas.
¿Cómo saber si un sujeto está listo para el análisis? Alcanza con saber que desea dar el primer
paso, LA CONSULTA. Y no una consulta
cualquiera, una consulta con un genuino motivo de consulta. El sujeto tiene que querer solucionar algo
en su vida, tiene que tener alguna pregunta, tiene que esperar algo del
analista… de lo contrario, no habrá análisis
posible.
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